Para algunas madres recientes, la incontinencia fecal y los gases involuntarios se añaden a la lista de desagradables síntomas posparto. Esto es debido a que durante el parto, la musculatura y los nervios de la zona pélvica se estiran y a veces quedan dañados, lo cual puede dificultar a la mujer el control al defecar. En la mayoría de los casos, el problema se resuelve por sí solo a medida que los músculos y nervios se recuperan, normalmente en cuestión de semanas. Hasta entonces, evite los alimentos de difícil digestión (frituras, legumbres, col), y evite comer en exceso o con prisas (cuanto más aire ingiera, más probabilidades existen de que lo expulse en forma de gases). Seguir realizando los ejercicios de Kegel también ayudará a tonificar los músculos flácidos que sirven para controlar los esfínteres.
Cuando las pérdidas no cesan
Lo ha intentado todo para controlar la incontinencia urinaria o fecal – incluidos los ejercicios de Kegel que practica hasta la saciedad–, pero sigue teniendo pérdidas. No deje que la vergüenza le impida hablar de ello con su médico. Es posible que éste recomiende el biofeedback (una técnica sorprendentemente eficaz para controlar la incontinencia), otros tratamientos, o en casos extremos, la corrección mediante cirugía. Afortunadamente, la situación casi siempre se resuelve sin llegar a este tipo de intervención.