La dieta ideal durante la lactancia


Parece un sueño: quemar las calorías de una carrera de 7,5 km sin dejar el sofá. Un sueño que ahora que amamanta al bebé se convierte en realidad. La producción de leche consume 500 calorías diarias, lo cual significa que debe añadir 500 calorías a su dieta (que se suman a las necesidades anteriores al embarazo, no a las del embarazo) para, de ese modo, satisfacer sus necesidades actuales. ¿A base de patatas fritas? Pues, no. La calidad tiene tanta importancia como la cantidad (recuerde que sigue comiendo por dos, más o menos). Las buenas noticias son que ahora ya se habrá acostumbrado a comer correctamente con la práctica de los últimos nueve meses. Mejores noticias aún, comer bien durante la lactancia es muy parecido a hacerlo durante el embarazo, pero (lo mejor de todo) con recomendaciones más relajadas. Además, si bien las calorías cuentan, todavía no debe contar calorías. Siga la dieta de la lactancia con todo el rigor que le sea posible: Qué se debe comer. Como siempre, comer bien consiste en comer equilibradamente. Intente ingerir los siguientes alimentos cada día mientras amamante al bebé:
• Proteínas: 3 raciones.
• Calcio: 5 raciones (una más que durante el embarazo). • Alimentos ricos en hierro: 1 o más raciones. • Vitamina C: 2 raciones. • Hortalizas de hoja verde y frutas y verduras amarillas: 3 o 4 raciones. • Otras frutas y verduras: 1 o más raciones. • Hidratos de carbono integrales y otros hidratos de carbono complejos: 3 o más raciones. • Alimentos ricos en grasas: con moderación; no necesita tantos como durante el embarazo. • Alimentos ricos en DHA para favorecer el crecimiento cerebral del bebé (este tipo de grasas se encuentra en el salmón, las sardinas, las nueces, el aceite de semillas de lino y los huevos enriquecidos con DHA).
Complejo vitamínico prenatal. Es posible que necesite aumentar la ingesta de calorías a medida que el bebé crezca y mame más, o disminuirla si suplementa la lactancia natural con leche artificial o alimentos sólidos, o si dispone de buenas reservas de grasa que desee empezar a quemar. Qué no se debe comer. Cuando se está dando el pecho, las opciones de menú son más variadas que cuando se está embarazada. Ahora puede brindar con ese pinot noir que tienen reservado, o tomar una copita de su licor preferido. Pero hay que limitar la bebida (un par de copas a la semana, a consumir preferiblemente justo después de una toma, en lugar de antes, para que el organismo disponga de algunas horas para metabolizar el alcohol de modo que llegue mucho menos al bebé). ¿Puede volver a tomar café? Hasta cierto punto, sí. Más de uno o dos cafés pueden afectar al bebé y dificultar la conciliación del sueño a ambos. Y si bien es seguro volver a tomar sushi, siga evitando pescados con alto contenido en mercurio, como el tiburón, el blanquillo camello y la caballa, y limite el consumo de los que puedan contener cantidades moderadas de metales pesados.
Qué hay que vigilar. Si tiene un historial familiar de alergias, consulte con el médico para saber si debe evitar los cacahuetes y los alimentos que los contengan (y tal vez algún otro alimento altamente alergénico). Vigile también con las hierbas, incluso con los tés que puedan parecerle más inocuos. Consuma infusiones de marcas fiables y elija los sabores considerados seguros durante la lactancia, como naranja, menta, frambuesa, rooibos, camomila y escaramujo. Lea atentamente las etiquetas para cerciorarse de que las infusiones no contengan otras hierbas, y consúmalas con moderación. Si desea emplear sustitutos del azúcar, la sucralosa o el aspartamo se consideran mejores opciones que la sacarina.
Qué hay que vigilar en el bebé. Algunas madres observan que su dieta afecta al estómago y al temperamento de sus bebés. Si bien lo que come la madre influye en el sabor y olor de la leche (esto ocurre en todos los casos), se trata de algo positivo, ya que ofrece al bebé diversidad de sabores. Pero algunos bebés pueden mostrarse sensibles a algunos alimentos que consume la madre. Si sospecha que algún alimento de su dieta provoca rechazo por parte del bebé (o afecta a su sistema digestivo), intente eliminarlo de su dieta durante unos días para observar la reacción. Algunos de estos alimentos problemáticos suelen ser la leche de vaca, los huevos, el pescado, los cítricos, los frutos secos y el trigo. Para más información acerca de la dieta durante la lactancia, lea Comer bien cuando se está esperando.

Trátelos por igual. No favorezca un pecho porque le duela menos o porque el pezón no esté agrietado; el único modo de endurecer los pezones es usarlos. Además, para que ambos pechos sean buenos productores de leche, ambos deben ser estimulados durante el mismo tiempo. Si un pezón está mucho más dolorido que el otro, amamante al bebé primero del menos dolorido porque el bebé succiona con más fuerza cuando tiene hambre. Hágalo sólo el tiempo estrictamente necesario –y no más de unos pocos días– porque podría dejar de estimular debidamente el pecho dolorido, lo cual afectaría a la producción de leche. Afortunadamente, el dolorimiento no suele durar más (si se alarga, póngase en contacto con un asesor de lactancia; es posible que el problema sea la posición). • Relájese antes de dar el pecho. La relajación favorecerá la bajada de la leche (lo cual significa que el bebé no tendrá que succionar con tanta fuerza), mientras que la tensión la inhibe. • Alivie el dolor. Tome paracetamol antes de amamantar para aliviar el dolor. • Vigile la evolución de los pezones. Si están agrietados, esté atenta a las señales de infección (véase la pág. siguiente), que puede producirse cuando los gérmenes entran en un conducto mamario a través de las grietas.
2562