Encontrar un especialista


Cuando tenga una idea clara del tipo de especialista que desea y del tipo de consulta que prefiere, ¿dónde podemos buscar a los posibles candidatos? A continuación, describimos algunas de las principales fuentes de información: • Su ginecólogo o médico de familia (en caso de que no atienda partos) o su internista, siempre y cuando esté satisfecha con su forma de ejercer. (Los médicos tienden a recomendar otros especialistas con principios similares a los suyos.)
Amigas que hayan tenido hijos recientemente y que tengan una personalidad y una forma de criarlos parecidos a los suyos. • Una enfermera obstetra que ejerza en la zona. • El Colegio de Médicos, que le puede facilitar una lista de nombres de médicos que pueden asistir a los partos, así como información sobre su formación médica, especialidades, intereses especiales y tipo de consulta y titulación disponible.
La Liga de la Leche local (‹laligadelaleche.es›), especialmente si está interesada en amamantar a su hijo. • Un hospital próximo con instalaciones que le interesen –por ejemplo, habitaciones para dar a luz con bañeras jacuzzi, alojamiento para el bebé y el padre, o unidades de cuidados intensivos de neonatología–, un centro de maternidad o un centro para dar a luz. Pídales los nombres de los médicos que atienden los partos. • Si todo lo anterior fallara, consulte las páginas amarillas en internet o en la guía de teléfonos. Busque en los apartados de “Médicos”, “Ginecología y Obstetricia”, “Medicina maternal” y “Medicina de familia”.
Si su mutua le facilita una lista de especialistas, contrástela con sus amigos y conocidos o con otro médico, para elegir lo que le parezca más conveniente. Si eso no fuera posible, diríjase a la consulta de varios profesionales para conocerlos personalmente. En la mayoría de los casos, encontrará uno que la satisfaga. En caso contrario –y si su economía se lo permite–, quizá prefiera buscarse alguno que su mutua no le cubra.

Hacer la elección

Tan pronto como haya encontrado el nombre del futuro especialista, llámele para pedir hora de visita. Vaya preparada con preguntas que le permitan saber si sus principios concuerdan y si sus personalidades se avienen. No espere estar de acuerdo en todo: eso no pasa ni en los mejores trabajos en equipo. Esté atenta e intente leer entre líneas a lo largo de la entrevista (¿el médico o la comadrona sabe escuchar?, ¿adaptan sus explicaciones a la paciente?, ¿parece que tienen en cuenta tanto sus problemas emocionales como sus problemas físicos?). Ahora es el momento de descubrir la postura de su candidato en cuanto a los temas que la preocupan especialmente: parto natural frente a parto con epidural, lactancia, parto inducido, uso de monitores fetales o de equipos intravenosos rutinarios, partos por cesárea o cualquier otro tema que sea importante para usted. Saber es poder, y saber cómo trabaja su especialista le permitirá evitarse sorpresas desagradables más adelante. Es casi tan importante lo que le revelará la entrevista sobre el posible especialista como lo que le revelará sobre usted misma. Hable con confianza y deje aflorar la paciente que lleva dentro. Las respuestas del especialista también le dejarán entrever si se siente a gusto y en buena sintonía con usted, la paciente. También tendrá curiosidad por conocer el hospital o el centro para dar a luz donde ejerza su ginecólogo. Eso le permitirá recibir información muy importante, como la disposición de las salas de dilatación, parto y posparto, los mecanismos de ayuda de la lactancia, la posibilidad de dilatar en una bañera, la disponibilidad de los equipos de monitorización fetal más avanzados, o de una unidad de cuidados intensivos neonatales. ¿Hay flexibilidad respecto a los procedimientos que usted propone (por ejemplo, equipos intravenosos rutinarios)? ¿Se permite la entrada de los hermanos en las salas de parto? ¿Y la presencia de un acompañante en caso de parto quirúrgico? Antes de tomar la decisión final, valore si su posible ginecólogo le inspira confianza. El embarazo es uno de los viajes más importantes que nunca haya emprendido; por lo tanto, es importante que tenga una fe ciega en su copiloto.

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