¿Cómo tranquilizar a una embarazada?

Por suerte la mayoría de los resultados de las ecografías muestran que todo está yendo bien. Pero para algunas mujeres, la ecografía de nivel 2 puede ir así: durante el primer minuto mira con los ojos como platos a la pantalla, maravillándose de su bebé flotando en el interior de su vientre. Al minuto siguiente, el técnico llama al médico, que la saca de las nubes para sumergirla en un estado de pánico, al pronunciar unas pocas palabras:“Vemos algo –un marcador borroso– que podría indicar que existe un problema.” Pero antes de dejarse llevar por el pánico, es importante tener una perspectiva tranquilizadora. Aunque los “indicadores borrosos” de una ecografía (detectados en el 5 al 10% de las ecografías del segundo trimestre, dependiendo del marcador) son caracteres sutiles que podrían indicar un aumento del riesgo de un problema cromosómico (la mayoría de las veces el síndrome de Down o la trisomía 18), estas características también se encuentran en muchos bebés perfectamente sanos. De hecho, muy pocos de los bebés que presentan estos marcadores borrosos acaban teniendo una anormalidad cromosómica. Lo que significa que en la mayoría de los casos, los denominados hallazgos anormales no indican que haya nada anormal. Puede que su médico le prescriba que se someta a algunas pruebas más (como la amnio) para estar seguros, pero mientras tanto, respire hondo y recuerde que a veces la tecnología – que nos puede dar tantas alegrías– puede traernos preocupaciones innecesarias. ¿Cómo se realiza? Mientras está echada sobre su espalda, se localiza a su bebé y la placenta mediante una ecografía, de forma que el médico pueda evitarlos durante el procedimiento. Es posible que le adormezcan el abdomen mediante una inyección de anestesia local, pero debido a que esta inyección es tandolorosa como el procedimiento mismo, muchos médicos no la ponen. Se inserta una aguja larga y hueca a través de la pared abdominal hasta su útero, y se extrae una pequeña cantidad de líquido del saco que rodea a su feto. (No se preocupe: el bebé producirá más líquido amniótico para reemplazar el que se ha extraído.) Existe un ligero riesgo de pinchar al feto durante este procedimiento, que se reduce mucho mediante el uso simultáneo de ultrasonidos. Todo el procedimiento – incluyendo el tiempo de preparación y la ecografía– suele durar unos 30 minutos, de principio a fin (aunque la extracción real del líquido amniótico sólo dura uno o dos minutos). Si es Rh negativa, le darán una inyección de globulina Rh- inmune (Rhogam) tras la amniocentesis, para asegurarse de que el procedimiento no acaba dando problemas de Rh (véase "Su historial obstétrico").