Enfermedades hereditarias

Asesoramiento genético “Me pregunto si yo podría tener un problema genético sin saberlo. ¿Debería consultar con un consejero genético?” Casi todo el mundo es portador de al menos un gen de un trastorno genético. Pero afortunadamente, dado que la mayoría de trastornos deben aparecer en un par de genes, uno del padre y otro de la madre, no es probable que se manifiesten en la descendencia. Se puede realizar un test en uno o los dos progenitores antes o durante el embarazo, pero tales análisis sólo tienen sentido si existe una posibilidad mayor que el promedio de que ambos esposos sean portadores de una anomalía en particular. A menudo las pistas nos las dan los factores étnicos o geográficos. Por ejemplo, a los caucásicos se les debería hacer el test de la fibrosis quística (dado que la mutación de la FQ se da en aproximadamente uno de cada 25 caucásicos europeos o de origen europeo). Los judíos que provienen de Europa oriental deberían analizarse para descartar las enfermedades de Tay- Sachs[4] y de Canavan, y posiblemente también otras. La enfermedad de Tay-Sachs también ha sido detectada en otros grupos étnicos, incluyendo los cajunes de Luisiana y los canadienses franceses, y por lo tanto debería plantearse hacerse las pruebas si desciende de alguno de estos grupos. Del mismo modo, a las parejas de raza negra se les debería hacer el análisis de la anemia falciforme, y los de origen mediterráneo y asiático, de la talasemia (una forma heredada de anemia). En la mayoría de los casos, se recomienda hacerle las pruebas a uno de los progenitores; sólo se debe analizar al otro si el primero da positivo en los tests. Las enfermedades que pueden pasar a la descendencia a través de un solo gen de un progenitor portador (por ejemplo, la hemofilia), o de un progenitor que sufre la enfermedad (enfermedad de Huntington), generalmente ya se han presentado antes en la familia, aunque quizá las últimas generaciones no hayan tenido noticias de ello. Por eso es muy importante llevar un registro médico familiar, e intentar investigar lo más posible sobre la salud de sus padres, abuelos y otros parientes cercanos cuando está usted embarazada (o intentando concebir). Por suerte, la mayoría de los futuros papás tienen unas probabilidades tan bajas de transmitir problemas genéticos que no necesitan acudir a un consejero genético. En muchos casos, su tocólogo o comadrona hablará con la pareja sobre los problemas genéticos más comunes, mandando a un consejero genético o a un especialista en medicina materno-fetal a aquellos que necesitan una mirada más experta, que son: • Las parejas cuyos análisis de sangre demuestran que son portadoras de un trastorno genético que podrían pasarles a sus hijos. • Padres que ya han tenido hijos con un defecto de nacimiento. • Parejas que han tenido tres o más abortos espontáneos. • Parejas que saben de la existencia de una anomalía genética en alguna de las ramas de su árbol familiar. En algunos casos (como sucede con la fibrosis quística), si los padres se hacen un análisis del ADN antes del embarazo, la interpretación posterior de los análisis del feto será mucho más fácil. • Parejas en las que una de las partes tiene un defecto genético. • Mujeres embarazadas que han dado positivo en los tests de cribado para detectar un defecto fetal. • Parejas estrechamente emparentadas; el riesgo de una enfermedad hereditaria en los descendientes de unos padres que están emparentados es por ejemplo de 1 de cada 9 en los primos hermanos. El mejor momento de visitar al consejero genético es antes de quedar embarazada. El asesor genético está capacitado para decirles a las parejas qué probabilidades tienen de tener un niño sano, basándose en los perfiles genéticos. También puede guiarlos en la decisión de si deben tener hijos o no. Pero si ya se ha confirmado el embarazo, no se preocupe, tampoco es demasiado tarde. El consejero genético puede sugerirles qué tests prenatales deberían hacerse basándose en el perfil genético de la pareja, y si los análisis ponen de manifiesto que el feto tiene un defecto grave, el consejero genético puede explicarles a los futuros padres todas las opciones de que disponen. El asesoramiento genético ha ayudado a numerosas parejas de alto riesgo a evitar la desgracia de tener niños con problemas graves, ayudándolos a cumplir sus sueños de tener bebés completamente sanos.