La vida diaria de una embarazada

ES EVIDENTE QUE TENDRÁprevisto introducir algunos cambios en su vida, ahora que está embarazada. Pero probablemente se estará preguntando hasta qué punto debería cambiar su vida diaria, ahora que ha empezado a pensar por dos. ¿Qué me dice del cóctel antes de cenar, deberá esperar hasta después del parto? ¿Y de las sesiones de sauna en el gimnasio, será también mejor que las olvide? ¿Puede seguir limpiando su baño con un desinfectante efectivo pero de olor penetrante? ¿Y qué es lo que ha oído decir sobre tener gatos en casa? ¿Estar embarazada significa pues que se ha de pensar dos veces lo que ahora hacía rutinariamente, desde permitir que su mejor amiga fume en el comedor de casa hasta calentarse la cena en el microondas? En algunos casos es efectivamente así, y la respuesta es un sí rotundo (por ejemplo, en el caso de “vino para mí no, gracias”). Pero en otros, podrá continuar con sus obligaciones –y diversiones– habituales, con algo más de precaución (“amor mío, ahora –y durante los siguientes nueve meses– te toca a ti cambiarle la tierra al gato”).