¿Qué es? Las células fetales, los
productos químicos y los
microorganismos que se hallan en el
líquido amniótico rodeando al feto
proporcionan una amplia gama de
información sobre el bebé que está
creciendo en su interior, tales como su dotación genética, sus condiciones y su
nivel de madurez. Uno de los avances
más importantes en cuanto al diagnóstico
fetal ha sido poder extraer y examinar
líquido amniótico mediante la
amniocentesis. Esta técnica está
indicada cuando:
• Los resultados de un test de cribado (el
cribado combinado del primer
trimestre, el cribado integrado y el
cribado triple o cuádruple, o una
ecografía) tienen unos resultados
anormales, y se precisa de la
evaluación del líquido amniótico para
determinar si en realidad existe una
anormalidad fetal.
• La madre es mayor (generalmente de más de 35), sobre todo para
determinar si el feto padece síndrome
de Down (aunque una mamá mayor
con unos resultados tranquilizadores
en los cribados puede optar, de
acuerdo con su médico, por saltarse
la amnio).
• La pareja ya ha tenido un hijo con una
anormalidad cromosómica, tal como
el síndrome de Down, un trastorno
metabólico o una deficiencia
enzimática tal como la fibrosis
quística (FQ).
• La madre es portadora de un trastorno
genético ligado al cromosoma X, tal
como la hemofilia (que arroja casi un
50% de posibilidades de pasársela a cualquiera de los hijos que conciba).
• Ambos progenitores son portadores de
una anomalía hereditaria autosómica
recesiva, tal como la enfermedad de
Tay-Sachs o la anemia falciforme, y
por lo tanto tienen una posibilidad de
cada cuatro de que el bebé esté
afectado.
• Se sospecha de una infección fetal por
toxoplasmosis, quinta enfermedad o
citomegalovirus.
• Es necesario cerciorarse de la madurez
de los pulmones fetales al final del
embarazo (son los últimos órganos en
estar listos para funcionar por sí
mismos).