¿Qué es? El análisis de las vellosidades
coriónicas (AVC) es una prueba de
diagnóstico prenatal que implica tomar
pequeñas muestras de las proyecciones en forma de dedo de la placenta, que se
llaman vellosidades coriónicas, y de
analizar dichas muestras para detectar
anormalidades cromosómicas. Hoy en
día la AVC se utiliza para detectar
trastornos tales como el síndrome de
Down, la enfermedad de Tay-Sachs, la
anemia falciforme y la mayoría de los
tipos de fibrosis quística. El AVC no
puede detectar los defectos anatómicos,
tales como los del tubo neural. Sólo se
hacen pruebas para enfermedades
específicas (distintas del síndrome de
Down) si existe un historial familiar de
esta enfermedad o se sabe que los
padres son portadores. Se cree que en el
futuro el AVC será capaz de detectar
más de 1000 trastornos de los cuales son responsables los cromosomas o los
genes.
¿Cómo se realiza? El AVC se suele llevar
a cabo en el hospital, pero también
puede hacerse en la consulta del médico.
Dependiendo de la localización de la
placenta, la muestra de células se toma a
través de la vagina y el cuello uterino
(AVC transcervical) o mediante una
aguja que se inserta a través de la pared
abdominal (AVC transabdominal).
Ninguno de los dos métodos está
totalmente libre de dolor; la
incomodidad puede variar de ligera a
moderada. Algunas mujeres sufren de
calambres (parecidos a los de la menstruación) cuando se toma la
muestra. Ambos procedimientos duran
unos 30 minutos, de principio a fin,
aunque la toma de células en concreto no
dura más de un minuto o dos.
En el AVC transcervical, mientras
está echada de espaldas, se le inserta un
tubo largo y fino a través de la vagina
hasta llegar al útero. Guiado por
imágenes ecográficas, el doctor sitúa el
tubo entre el revestimiento uterino y el
corion, la membrana fetal que formará el
lado fetal de la placenta. Luego se
succiona o se pinza una muestra de las
vellosidades coriónicas para su estudio
diagnóstico.
En el procedimiento transabdominal,
también estará tumbada boca arriba. Se utilizan ultrasonidos para determinar la
localización de la placenta y para ver
las paredes uterinas. Luego, tomando las
imágenes ecográficas como guía, se
inserta una aguja a través del abdomen y
la pared uterina hasta el borde de la
placenta, y a través de la aguja se
extraen las células que deben ser
estudiadas.
Dado que las vellosidades
coriónicas son de origen fetal, si se
examinan se obtendrá una clara imagen
de la dotación genética del feto que se
está desarrollando. Los resultados del
test estarán listos una o dos semanas
después. ¿Cuándo se lleva a cabo? El AVC tiene
lugar entre las semanas 10 y 13 del
embarazo. Su ventaja principal es que
puede llevarse a cabo durante el primer
trimestre y puede dar resultados (y
generalmente, seguridad) más pronto que
la amniocentesis, que se suele practicar
hacia la semana decimosexta.
El diagnóstico a principio del
embarazo es particularmente útil para
quienes estén considerando la
posibilidad de terminar
terapéuticamente con un embarazo, si
existe un problema realmente serio,
dado que el aborto temprano es mucho
menos complicado y traumático. ¿Qué eficacia tiene? Muy elevada: el
AVC puede detectar con gran precisión
el 98% de las anormalidades
cromosómicas.
¿Es seguro? El AVC es seguro y fiable,
con una tasa de aborto espontáneo de
aproximadamente 1 de cada 370. Para
reducir los riesgos asociados con este
procedimiento, se debería elegir un
centro que goce de prestigio debido a su
seguridad, y esperar hasta la décima
semana.
Tras el análisis, puede haber un
cierto sangrado vaginal que no debe ser
causa de preocupación, pero del que sí
debe informar al médico. También
debería llamar a su tocólogo si el sangrado dura tres días o más.
Dado que existe un riesgo muy ligero
de infección, informe al facultativo si
tiene fiebre durante los días siguientes al
análisis.