“He estado luchando contra la bulimia durante los últimos 10 años. Creí que
estando embarazada sería capaz de
detener este ciclo de devorar-
purgarse, pero parece que no.
¿Perjudicará esto a mi bebé?”
No si consigue la ayuda necesaria
inmediatamente. El hecho de que haya
sido bulímica (o anoréxica) durante
muchos años significa que sus reservas
de nutrientes seguramente son bajas, lo
que ahora mismo es una desventaja tanto
para su bebé como para su cuerpo. Por
suerte, al principio del embarazo la
necesidad de nutrientes es menor de lo
que será más adelante, así que tiene la oportunidad de compensar la escasez de
nutrientes de su cuerpo antes de que su
bebé se vea perjudicado.
Se ha investigado poco sobre los
trastornos alimentarios y el embarazo,
en parte debido a que dichos trastornos
suelen interrumpir los ciclos
menstruales, reduciéndose así el número
de embarazadas con estos problemas.
Pero los pocos estudios que se han
hecho sugieren lo siguiente:
• Si controla su trastorno alimentario,
tendrá las mismas posibilidades que
cualquier otra mujer de tener un bebé
sano, si todos los demás factores
están igual.
• Es crítico que el facultativo que esté
controlando su embarazo sepa de su
trastorno alimentario (así que
cuénteselo, incluso si sucedió en el
pasado).
• A cualquier persona que sufra de
trastornos alimentarios le recomiendo
contar con el consejo de un
profesional con experiencia en este
tipo de trastornos, pero cuando se está
embarazada, es esencial. También
podrá encontrar útiles los grupos de
apoyo (busque en la red, o pregúntelo
a su facultativo o terapeuta).
• Continuar tomando laxantes, diuréticos
u otro tipo de fármacos de los que
toman los bulímicos y anoréxicos
puede perjudicar el desarrollo de su
bebé. Dichos compuestos eliminan los
nutrientes y líquidos de su organismo
antes de que puedan utilizarse para
nutrir a su bebé (y más tarde, antes de
producir la leche), y si se usan con
regularidad podrían tener como
consecuencia una anormalidad fetal.
Estos medicamentos, como todos los
demás, no debería tomarlos ninguna
mujer embarazada a menos que se los
recetase un médico que estuviera al
corriente de su gestación.
• Se cree que devorar y purgarse durante
el embarazo (en otras palabras, sufrir
de bulimia) hace aumentar el riesgo
de aborto, de parto prematuro y de
depresión posparto. Si deja inmediatamente estos hábitos podrá
tener una buena nutrición, para usted y
para su bebé. Si tiene problemas para
abandonar estos hábitos, deberá
buscar la ayuda que necesita.
• Si no gana suficiente peso durante el
embarazo pueden aparecer diversos
problemas, incluyendo el parto
prematuro y un bebé que sea
demasiado pequeño para su edad
gestacional.
El paso más importante es
comprometerse a vencer su trastorno
alimentario, de forma que pueda
empezar a criar a su pequeño y hermoso
bebé. También debe entender la
dinámica del aumento de peso en el
embarazo. Tenga en cuenta lo siguiente:
• La silueta de la madre embarazada se
considera bella y saludable en todo el
mundo. Su redondez es normal, un
signo de que está criando un bebé.
¡Felicítese por esas curvas! ¡Acepte
su cuerpo gestante!
• Se supone que debe ganar peso durante
el embarazo. Ganar la cantidad
adecuada de peso es vital para el
desarrollo y bienestar de su bebé, así
como para su propia salud.
• El peso ganado gradualmente y con los
alimentos adecuados irá a los lugares
adecuados (a su bebé y a esos subproductos del bebé que son
esenciales). Si sigue las directrices
recomendadas (cuyos valores son más
altos para aquellas mujeres que
empiezan el embarazo pesando
demasiado poco), no le será tan
difícil perder peso después de la
llegada del bebé. Esta estrategia
(ganar una pequeña cantidad de peso
constantemente a base de alimentos
nutritivos) la ayudará a asegurarse
una vuelta rápida a su silueta anterior
al parto, y también a asegurarse de
que el bebé esté sano.
• Cuando usted pasa hambre, su bebé
también. Su hijo depende de usted
para obtener una ración constante de nutrientes. Si usted no come, tampoco
lo hará su bebé. Si los alimentos que
usted toma son eliminados
artificialmente de su organismo
(mediante vómitos, o tomando
laxantes o diuréticos), al bebé no le
quedará mucho material con el que
crecer.
• El ejercicio puede ayudarla mucho a
que su peso se mantenga dentro de
unos límites razonables, a la vez que
conduce a esos kilos de más a los
lugares adecuados.
Pero el programa de ejercicios que
elija deberá ser apropiado para una
embarazada (consulte primero con su
médico), y deberá evitar el ejercicio extenuante (o demasiado ejercicio,
que puede quemar demasiadas
calorías o hacer aumentar demasiado
su temperatura corporal).
• Todo el peso ganado durante el
embarazo no desaparecerá durante los
primeros días después del parto. Si se
alimenta con sensatez, una mujer
promedio suele volver
aproximadamente –pero no
exactamente– a su peso anterior al
embarazo al cabo de unas seis
semanas. Perder todo el peso y
recuperar la silueta (lo que requiere
ejercicio) puede tardar mucho más.
Por ello, muchas mujeres con
trastornos alimentarios tienen esas apreciaciones negativas sobre su
imagen corporal, lo que puede hacer
que vuelvan a su hábito de atracarse y
purgarse durante el posparto.
Dado que estos hábitos nada sanos
podrían interferir en su capacidad
para recuperarse del parto, para criar
de forma efectiva y para dar el pecho
si se decide por la lactancia materna,
es importante que continúe bajo la
supervisión de un profesional
experimentado en el tratamiento de
los trastornos alimentarios.
Lo más importante que debe
recordar: el bienestar de su bebé
depende de su propio bienestar durante
el embarazo. Si no está bien nutrida, su bebé tampoco lo estará.
Definitivamente, el refuerzo positivo
puede serle de gran ayuda, así que
debería poner fotografías de bebés muy
monos en la nevera, en la oficina y en el
coche, y en cualquier lugar en que
necesite un recordatorio de la
alimentación sana que debería tomar.
Visualice que la comida que ingiere
pasa directamente a su bebé (y a su bebé
engullendo felizmente la comida).
Si parece que no puede evitar
atiborrarse, vomitar y usar laxantes o
diuréticos, o someterse a dietas muy
estrictas durante el embarazo, hable con
su médico sobre la posibilidad de que la
hospitalice hasta que su problema esté bajo control.